2o céntimos de mierda valían las supersticiones y yo quería hacer mucho en muy poco tiempo. Recuerdo algo sobre un vuelo y un amante, pero al segundo contratiempo me quedé en el camino.
¿Era mi padre? No, creo que no lo era aunque tratara de enseñarme. Salí sonriendo del agua, con unas piernas que no eran mías.
1 comentario:
Me encanta soñar. Es tan ilógico como fascinante.
Un saludo.
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